NUEVA YORK, 7 junio 2010 (ESPECIAL) - El financista Bernard Madoff, condenado a 150 años de cárcel por la estafa más grande de la historia de Wall Street, carece de compa-sión por sus miles de víctimas y es admirado por los demás presos.
El New York Magazine en su edición publicada este lunes incluye un reportaje de texto y foto realizado en la prisión de Butner, en Carolina del Norte, donde el estafador de 72 años cumple su pena desde hace casi un año.
"Que se jodan mis víctimas", dice Madoff, citado en el artículo por sus compañeros de cárcel y algunos abogados que lo visitaron. "Los aguanté 20 años, y encima ahora yo tengo que cumplir una pena de 150", dice, sin remordimientos.
Según el semanario, desde que llegó al penal "como un presidente" rodeado de un dispositivo de seguridad especial y con helicópteros de prensa sobrevolando la zona, el ex magnate es admirado por los demás presidiarios.
Entre sus amigos figuran peces gordos como el jefe mafioso Carmine Persico, capo del clan de los Colombo, con quien Madoff simpatizó durante un tiempo compartiendo incluso el paseo a la hora del recreo.
La cárcel de Butner es descrita como relativamente agradable, con gimnasio, bibliote-ca, mesas de billar, capilla y una cancha de volley. Hay árboles, flores y césped donde se puede tomar sol.
En ese mundo cerrado, Madoff --ahora presidiario N 61727-054-- tiene sus grupos de admiradores. "Disfruta del hecho de ser famoso", cuenta Nancy Fineman, abogada que se entrevistó con él poco después de su llegada a Butner.
Los compañeros de cautiverio admiran sobre todo su "hazaña": un fraude por 65 mil millones de dólares a los miles de ambiciosos y crédulos clientes de su "esquema Ponzi" que prometía beneficios espectaculares.
"Actúa como si le hubiese ganado al mundo" --relata un preso-- "y se pasea con con-fianza por la cárcel". "En el ámbito de la cárcel, no es un cáncer de la sociedad, es un hombre de éxito, admirado por sus enormes logros".
Un día, los reclusos miraban por televisión el programa "60 minutos" sobre Madoff. "Bernie, los pasaste por millones", le dice uno de ellos. "No, por miles de millones", corri-ge el estafador. "Es probablemente el preso más grande de todos los tiempos", escribió un condenado a cadena perpetua en un sitio web.
Más allá de la hazaña los demás presos buscan a su lado potencialesconsejos, sobre todo aquellos que no cumplen cadena perpetua.
Obviamente, muchos piensan que el magnate tiene un tesoro escondido en algún lu-gar del mundo. "¿Dónde los escondiste?", cuenta que le preguntó K.C. White, un ladrón de bancos reconvertido como recluso de Butner en artista pintor.
"Se fue como agua", respondió Madoff, haciendo con la mano el gesto de algo que se escurre entre los dedos. White le hizo un retrato y Madoff se lo autografió. El ex asaltante de bancos afroamericano escribió en el cuello del estafador retratado: "Me cago en mis víctimas". (FIN)
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